Siempre se comenta que la piel, o más bien la epidermis, es el órgano más grande del ser humano. Y de hecho, si lo consideramos como tal, tendría una extensión de cercana a los dos metros cuadrados, que no es poca cosa. Es una barrera protectora para nuestro organismo y por tanto, seguramente una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre, porque siempre está expuestas al calor, al frío, a los rayos ultravioletas y a todo lo que puede causarle un daño que normalmente se repara al poco tiempo. Sin embargo, cuando la piel está muy dañada se nota fácilmente.
La piel seca es una condición que para muchos se ha convertido en una verdadera pesadilla. Puede ser crónica o la consecuencia de algo que nos ha ocurrido en los últimos tiempos, como una quemadura en la playa o una mala hidratación durante los meses más calurosas. Sea como fuere, nadie quiere sufrir este tipo de problemas, y por eso se buscan soluciones tanto para prevenirlos como para cavar con la sequedad cuando ya se ha dado. En este artículo vamos a dar algunos consejos sobre cómo conseguirlo, para que la piel seca deje de ser ya un problema.
Sequedad en la piel
A pesar de ser nuestro órgano más grande y de suponer una barrera para cualquier cosa que venga de fuera, normalmente no hemos cuidado demasiado de nuestra piel porque simplemente dejábamos que se estropease, si debía hacerlo. En las últimas décadas el cuidado de la piel se ha vuelto mucho más popular, no solo entre las mujeres, que buscan evitar cuando antes el envejecimiento y lucir una piel mucho más tersa y brillante. Este tipo de tratamientos se basan precisamente en hidratar la piel, que se vuelve más seca y rugosa por la acción de los agentes externos sobre ella.
También hay opciones de que la propia sequedad tenga que ver con causas personales, como una mala hidratación o un exceso de grasa en la comida, algo que hace que nuestra piel no luzca tan tersa y brillante como antes. La sequedad en la piel se produce por muchas razones, pero el impacto siempre es el mismo. La piel aparece más envejecida y pierde su luminosidad, hasta el punto de que parecemos mucho más “estropeados” Suele ocurrir con más frecuencia en las manos y en las piernas, pero también puede llegar al rostro, porque se trata de una condición general, aunque se nota más en unas partes que en otras.
Signos y síntomas de la piel seca
Es curioso porque los síntomas de tener la piel seca nos llevan precisamente a entender que la piel seca es un síntoma, a su vez, de otras posibles dolencias. Está claro que los síntomas más obvios de la piel seca son la rugosidad de la misma y su rigidez. Cuando la piel está bien sana e hidratada se muestra tersa e incluso brillante por momentos. Es algo que se nota a simple vista, especialmente en las manos, que son las que primera denotan estos síntomas de sequedad en la piel, al estar en contacto continuo con el resto del mundo y sufrir por ello mucho más.
La piel seca puede pasar a ser muy seca si no se trata adecuadamente en ese momento, y así comenzarían los picores, que son uno de los más importantes indicios para entender que el problema ya es suficientemente grav4e como para tratarlo. La piel se vuelve aún más seca y rugosa, e incluso comienza a desprenderse en ciertos lugares, creando pequeñas láminas de piel “muerta” que podemos quitar a través de un proceso rápido de lavado o con piedra pómez. Este tipo de síntomas ya deben hacer saltar nuestras alarmas, para empezar a cuidarnos mucho más con respecto a nuestra piel.
¿Por qué se produce la sequedad?
Como hemos visto anteriormente, la sequedad de la piel puede venir dada por factores tanto externos como internos. De hecho, es normal que la piel sufra porque siempre está en contacto con todo lo exterior, con el frío y el calor, y al funcionar como barrera también se lleva la peor parte. Esto provoca que la piel se pueda agrietar si no la tratamos adecuadamente. Sin embargo, hay pieles que se secan mucho más que otras, y no es por casualidad. Las razones se derivan de cada uno de nosotros y de nuestro organismo.
Por ejemplo, hay gente que produce sus células de epidermis con mala calidad, por problemas en este tipo de procesos, y de forma natural ya tienen la piel bastante seca. También están aquellos que llevan una alimentación muy mala, lo que hace que la piel no esté lo suficientemente protegida ni hidratada, y que además, el exceso de grasa se traspase a la epidermis, haciendo que esté mucho más seca. Por última, la proteína filagrina se encargaría de hidratar de forma natural a la piel, y si nuestro organismo no la produce de la forma adecuada, la sequedad también puede aparecer.
Factores que contribuyen en la deshidratación de la piel
Si nuestra piel no es excesivamente seca de forma natural, pero sí que la tenemos de esa forma en algunos periodos, hemos de intentar deducir qué es lo que provoca esa sequedad. Siendo muy básicos, apuntaremos a la deshidratación de la piel, que es al final lo que nosotros llamamos “sequedad”. Pero hemos de ir más allá y conocer el porqué de esta situación, el cómo se llega a tener la piel deshidratada. La alimentación es importante en este sentido, sobre todo beber mucho líquido y si es agua mejor que mejor. Esto ayudará a proteger de forma natural nuestra piel con esa hidratación.
Las condiciones climáticas afectan igualmente a la hidratación de la piel, tanto el calor como el frío extremo, y por eso hemos de evitar exponernos en esas condiciones y cuidar muy bien nuestra piel con cremas especiales para mantenerla lo mejor hidratada posible. También suele ocurrir que, con los cambios de estación, la piel sufre mucho más, cuando la temperatura también va cambiando. Incluso el tema de lavarnos las manos o la propia piel puede afectar mucho a la hidratación de la misma, sobre todo en aquellos lugares con temperaturas muy rigurosas.
Posibles soluciones para la piel seca
Dependiendo de si se trata de un trastorno crónico o es simplemente fruto de algo que acabamos de sufrir, la piel seca de se puede combatir de diferentes formas. Siempre hemos de mantenerla lo más hidratada posible, para que así la sequedad no llegue a ser nunca tan grave. Una buena alimentación también contribuye mucho a mantener la piel más sana y reluciente. De la misma manera, los cuidados con cremas hidratantes y especiales para pieles secas suelen dar muy buen resultado, tanto en la previsión como en la solución de este problema.
Durante las estaciones de verano e invierno trataremos de no exponer nuestra piel directamente a temperaturas extremas de frío o calor. Tendremos especial cuidado en el verano, cuando vayamos a la playa, ya que al ponernos al sol le piel también puede sufrir mucho debido a los rayos ultravioletas. Lo mejor es protegerse debidamente con una buena crema solar y evitar las horas de máxima exposición, en las que el peligro es aún mayor.